Serendipia y la investigación científica en la facultad de Farmacia y Bioquímica de la UNMSM

Descripción del Articulo

En el Siglo XVIII, el escritor británico Horace Walpole escribió una carta a su amigo Horace Mann, en la cual le relataba una leyenda de los príncipes de Serendip (nombre en árabe de Ceylán, hoy Sri Lanka). Se trataba de tres jóvenes inteligentes y bien educados, cuyo padre, el rey, quería probarlos...

Descripción completa

Detalles Bibliográficos
Autor: Quevedo Ganoza, Fernando
Formato: artículo
Fecha de Publicación:2005
Institución:Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Repositorio:Revistas - Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Lenguaje:español
OAI Identifier:oai:ojs.csi.unmsm:article/3935
Enlace del recurso:https://revistasinvestigacion.unmsm.edu.pe/index.php/farma/article/view/3935
Nivel de acceso:acceso abierto
Descripción
Sumario:En el Siglo XVIII, el escritor británico Horace Walpole escribió una carta a su amigo Horace Mann, en la cual le relataba una leyenda de los príncipes de Serendip (nombre en árabe de Ceylán, hoy Sri Lanka). Se trataba de tres jóvenes inteligentes y bien educados, cuyo padre, el rey, quería probarlos en su sabiduría, diligencia e ingenuidad. El encargo que les hizo el rey fue que tenían que recorrer el mundo, en tres diferentes direcciones, con el fin de encontrar una poción que matara a los dragones que estaban amenazando a la isla de Serendip. Fueron también instruidos en mantenerse atentos durante su viaje, y estar preparados para las aventuras y hallazgos aunque fuesen diferentes a su misión principal. Los príncipes, por supuesto, nunca encontraron la fórmula mágica para matar dragones. Sin embargo, separadamente, ellos descubrieron misterios, salvaron a un país de la hambruna, restauraron sus propiedades a sus legítimos dueños, salvaron a un rey de ser envenenado, rescataron a una princesa extraviada. Los príncipes, por esas acciones y descubrimientos accidentales, fueron recompensados con joyas, libros raros, oro, ofrecimientos de puestos con gran poder. Cuando retornaron y contaron al rey lo que habían realizado, el Soberano comprobó que habían adquirido la sabiduría y la sagacidad de observación suficientes para poder regir los destinos del reino, cuando él se retirara. Walpole había quedado tan impresionado con esos dones de los príncipes, que acuñó la palabra «Serendipity», que ha sido extra oficialmente traducida al español como «Serendipia» o «Serendipidad».
Nota importante:
La información contenida en este registro es de entera responsabilidad de la institución que gestiona el repositorio institucional donde esta contenido este documento o set de datos. El CONCYTEC no se hace responsable por los contenidos (publicaciones y/o datos) accesibles a través del Repositorio Nacional Digital de Ciencia, Tecnología e Innovación de Acceso Abierto (ALICIA).