La Alimentación de los Trabajadores y la Política Social

Descripción del Articulo

Informa sobre las raciones alimenticias recomendadas para el buen funcionamiento del cuerpo humano y las necesidades para un buen rendimiento en el trabajo. Explica que los alimentos, que el organismo utiliza como combustible, son verdaderos depósitos de energía y los fenómenos de la combustión (oxi...

Descripción completa

Detalles Bibliográficos
Autores: Oficina lnternacional del Trabajo, Caja Nacional de Seguro Social
Formato: artículo
Fecha de Publicación:1941
Institución:Seguro Social de Salud
Repositorio:ESSALUD-Institucional
Lenguaje:español
OAI Identifier:oai:repositorio.essalud.gob.pe:20.500.12959/1281
Enlace del recurso:https://hdl.handle.net/20.500.12959/1281
Nivel de acceso:acceso abierto
Materia:Alimentación saludable
Trabajadores
https://purl.org/pe-repo/ocde/ford#3.03.02
https://purl.org/pe-repo/ocde/ford#3.03.05
Descripción
Sumario:Informa sobre las raciones alimenticias recomendadas para el buen funcionamiento del cuerpo humano y las necesidades para un buen rendimiento en el trabajo. Explica que los alimentos, que el organismo utiliza como combustible, son verdaderos depósitos de energía y los fenómenos de la combustión (oxidación) constituyen lo que se llama "la nutrición". Aparentemente, estos fenómenos parecen muy sencillos; sin embargo, ponen en juego una serie de procesos muy complejos y todavía oscuros, que caracterizan en el organismo la trasformación de los alimentos, bajo la suficiente afluencia de oxígeno, hasta la fase final indispensable para su utilización: esto es lo que se llama el "metabolismo". Expone acerca de los alimentos simples, el problema de la ración alimenticia y las necesidades de energía del trabajador. Dentro del problema de la ración analiza el gasto fundamental y el problema cuantitativo y cualitativo de los alimentos con los alimentos orgánicos e inorgánicos. Si las investigaciones de laboratorio han probado que el músculo que trabaja sabe utilizar, para sus cambios nutritivos, los tres principios alimenticios orgánicos, proteínas, grasas e hidratos de carbono, también han mostrado que no se puede indiferentemente reemplazar ninguno, aún bajo el punto de vista de la cantidad. En efecto, las proteínas pueden teóricamente satisfacer todos los pedidos del organismo, pero no se conocen los inconvenientes y los daños de una alimentación exclusivamente de carne. Por otra parte, la carencia de grasas o de hidratos de carbono causa daños bien conocidos; finalmente, una alimentación vegetal exclusiva ocasiona una serie de trastornos producidos por el mayor volumen de alimentos ingeridos, por el escape de gas en las vías digestivas, trastornos que a su vez son causa de malestar y de menor rendimiento y, a la larga, de una hiponutrición por su insuficiente aporte de albúminas. Todo esto bien lo conoce la experiencia popular, que favorece una alimentación mixta, la única capaz de asegurar la cantidad de los principios alimenticios necesarios para el sostenimiento de la salud y de la capacidad de trabajo. Los pueblos saben por instinto que cada uno de estos principios no podría servir indiferentemente como fuente exclusiva de energía y que los hidratos de carbono constituyen el combustible preferido del motor muscular, porque el organismo que trabaja sabe utilizar la forma de energía más económica. El rendimiento del motor humano es muy variable, según las condiciones en las cuales se produce la contracción muscular, y según la fatiga muscular y cerebral. Concluye que el gasto estático de un hombre, en reposo, con una actividad moderada (actividad necesaria, por ejemplo, para comer, leer, escribir, hacer la cama, cambiarse de ropa) se puede evaluar, por término medio, en 32,56 calorías por 24 horas y por kg. De manera que, a 20°C, el adulto de 70 kg. gasta, estáticamente, 32,56 X 70, o sea alrededor de 2,280 calorías por día. Se ha visto que este trabajo baja fuertemente (hasta 1,500 aproximadamente) durante el sueño, cuando la energía está consagrada íntegramente al trabajo interior de los órganos de la vida. Por otro lado, se ha notado que el metabolismo energético crece proporcionalmente al aumento del trabajo mecánico. De allí se puede concluir que, si el rendimiento de un obrero debe ser más elevado, su ración alimenticia se debe aumentar paralelamente.
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