Condiciones del trabajo agrícola en la provincia de Ica

Descripción del Articulo

En cumplimiento del plan trazado por la Caja Nacional de Seguro Social, el Departamento de Investigaciones Sociales llevó a cabo estudios de las condiciones del trabajo agrícola en diversas zonas del país. Uno de esos estudios es el que se reproduce en el presente artículo, sobre la provincia de Ica...

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Detalles Bibliográficos
Autores: Rosales Puente, Eduardo, Caja Nacional de Seguro Social
Formato: artículo
Fecha de Publicación:1937
Institución:Seguro Social de Salud
Repositorio:ESSALUD-Institucional
Lenguaje:español
OAI Identifier:oai:repositorio.essalud.gob.pe:20.500.12959/904
Enlace del recurso:https://hdl.handle.net/20.500.12959/904
Nivel de acceso:acceso abierto
Materia:Economía Agrícola
Ica
Asistencia agrícola
https://purl.org/pe-repo/ocde/ford#3.03.02
Descripción
Sumario:En cumplimiento del plan trazado por la Caja Nacional de Seguro Social, el Departamento de Investigaciones Sociales llevó a cabo estudios de las condiciones del trabajo agrícola en diversas zonas del país. Uno de esos estudios es el que se reproduce en el presente artículo, sobre la provincia de Ica. Esta primera parte comienza con una exposición de los valles agrícolas de Ica, su extensión y cantidad de propietarios. Luego se explican las formas indirectas de explotación de la tierra, detallando las condiciones de los trabajadores en cada Hacienda, Fundos y la Sociedad Agrícola Industrial Macacona. Informa que la provincia de Ica tenía una superficie de 16,053 km2 y una población aproximada de 50,000 habitantes. Comprendía los siguientes valles agrícolas: Ica, Palpa, El Ingenio y Nasca. Los valles se dividían en distritos agrícolas, cada uno de los cuales estaba formado por las tierras que se irrigaban mediante un determinado cauce. La extensión total del valle de Ica era de 6,396 fanegadas pero el área de cultivo era más reducida, según el padrón confeccionado por la Administración del Río Ica, la superficie de las tierras cultivadas llegaba a 4,583 fanegadas (la fanega es una unidad de medida histórica, una fanega de tierra equivale a 4.225 metros cuadrados, aunque esta medida es muy variable según los lugares). La extensión de las tierras de cultivo en los valles de El Ingenio, Nasca y Palpa, según la Estadística General Agro-Pecuaria del Perú del año 1929, era de 4503.58 fanegadas. El autor señala que los distritos de Palpa y Nasca se destacaban como los más florecientes. La explotación indirecta de la tierra más generalizada en Ica era con los sistemas de “compañeros” o “partidarios” y por el de arrendatarios de pequeñas parcelas. Para esta explotación indirecta de la tierra el compañero o partidario aporta su trabajo y el de los trabajadores agrícolas que sean necesarios para el desarrollo de las labores; en algunas haciendas también estaba obligado a servir como asalariado en las tierras explotadas directamente por la hacienda y aportaba el 50% de los gastos provenientes de los abonos y del agua de pozo que se utiliza para el cultivo; se partían la producción y el compañero o partidario estaba obligado a vender su cosecha a la hacienda a precio de plaza; la habilitación era suministrada por pequeñas partidas en relación con el desarrollo de las labores de cultivo. Finalmente, se detalla el trabajo de los partidarios y arrendatarios en las haciendas de la provincia, como ejemplo se reseñan los siguientes: en la Hacienda Tacama y anexos (San Martín, Chacama y Checo), de propiedad de la firma Olaechea Hermanos, se dedicaban 200 fanegadas al cultivo del algodón y 20 al cultivo de la vid; la explotación en forma indirecta se efectuaba por 143 compañeros. En la Hacienda Ocucaje, de propiedad de la firma Rubini & Truel, destacada por su extensión, desarrollo de cultivos y el prestigio de su industria vitivinícola, 60 fanegadas estaban destinadas al cultivo de la vid y el resto en su mayor parte al cultivo del algodón; la hacienda proporcionaba ocupación permanente a 200 trabajadores y contaba, además, con 258 arrendatarios. Se describe especialmente el caso de la Hacienda Cordero, de propiedad de José Massa, donde se realizaba un contrato de forma escrita, siendo el primer intento efectuado en el valle de Ica para determinar con precisión los derechos y obligaciones de los 25 compañeros que tenía la hacienda, denominados simplemente trabajadores, quienes realizaban el trabajo indirecto en la producción. El contrato incluía el plazo, suministros, dirección del cultivo, obligaciones y una tabla de valorización de plantaciones correspondiente a cada fanegada.
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