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Publicado 2018
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Tercer poema de España, aparta de mí este cáliz, versos en la memoria y el corazón de «los compañeros»: ese grito del alma era el que «solía escribir con su dedo grande en el aire» Pedro Rojas, «padre y hombre, marido y hombre, ferroviario y hombre», a quien César Vallejo hace mirandés, o sea, de Miranda de Ebro, enclave industrial y nudo ferroviario en el noreste de la provincia de Burgos, en los límites con Álava y La Rioja, ahora con más de treinta y cinco mil habitantes que durante la guerra incivil apenas llegaban a trece mil, y donde las izquierdas, concretamente el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), dominaban entonces y siguen dominando en la actualidad. Pedro por Petrus, piedra firme, y Rojas por las banderas rojas, pero ¿por qué ferroviario y de Miranda, donde no existe —y conste que se ha buscado— ni rastro de un represaliado llamado así? Posible...
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