El medio ambiente es sensible a una serie de impactos, tanto de origen natural o antropogénico que pueden ser positivos o negativos. Hoy en día se tiene la certeza que los principales impactos causados en el medio ambiente y sus sistemas vitales, ya sean buenos o malos, provienen de las actividades humanas, convirtiéndose éstas en las mayores fuentes generadoras de impactos positivos y negativos. Si bien es cierto que los impactos positivos son beneficiosos para la vida, los negativos tienen el poder de degradarla, logrando cambiar un ecosistema de calidad en otro donde ya no se pueda desarrollar una vida normal tanto de personas como de animales, vegetales y el resto de seres bióticos, y en este sentido debe enfocarse básicamente nuestra preocupación.