La sociedad peruana, se caracteriza por ser una sociedad conflictiva, toda vez que sus integrantes que la habitan prefieren acudir de manera inmediata a los órganos jurisdiccionales antes que resolver sus propios conflictos de manera armoniosa mediante el diálogo, lo cual genera que nuestros tribunales se encuentren abarrotados de expedientes y por ende posean una gran carga procesal, hecho que determina que los mismos no se tramiten de una manera más ágil.