On 15 February 2020, during the Munich Security Conference(1), the Director of the World Health Organization (WHO), Dr.Tedros Adhanom Ghebreyesus, stated that the fight against the COVID-19 pandemic was accompanied by a fight against an “infodemic”, leading to a series of initiatives by the WHO and other organizations to face this challenge. This situation is not new: others have occurred during other health emergen-cies, but never one of the current magnitude, resulting from the increased use of digital applications (2). In the age of digital interdependence, this phenomenon is amplified by the conver-gence of increased access to mobile devices, internet access, and the use of social networks, which are spreading it like a virus, further and faster than ever before (3).

En el contexto de la globalización, la salud pública requiere una cooperación continua entre todos los actores y un flujo de datos e información que facilite y apalanque esa cooperación. Sin embargo, existen aún diversas restricciones que limitan o imposibilitan el acceso a ella y su uso en beneficio de las sociedades. Debido a esto, se propone la adopción de la salud pública abierta y se exploran sus implicaciones y alcances. Se entiende por salud pública abierta los datos, la información y el conocimiento dirigidos a mejorar la salud pública, que se comparten y desarrollan a través de redes colaborativas sin restricciones de acceso y uso y con protección continua de la privacidad, seguridad y confidencialidad de los datos sensibles o que requie- ran especial protección.