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informe técnico
Publicado 2016
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Si bien es cierto, nuestras empleadas o ayudantes del hogar son como parte de nuestras familias, ¿por qué no las tratamos de igual forma? ¿Por qué tenemos que imponerles el uso de uniforme y de almorzar después o antes que los “patrones”? ¿A qué se debe. ¿Serán los conceptos y prejuicios que tenemos y/o adquirimos gracias a nuestra propia enseñanza en casa? Es cierto, acogemos a una persona totalmente extraña en nuestras vidas y que con el paso del tiempo vamos teniéndole confianza y cariño, aunque existan ciertos prejuicios y parámetros desde el simple ejemplo de no compartir nuestros baños con ellas, hasta el maltrato que implica “recordarle de vez en cuando su lugar”.