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                 artículo
            
         
                                                                           Publicado 1995                                                                                    
                        
                           
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                  El autor muestra en el artículo que la reforma baconiana del saber no puede ser enteramente comprendida y justamente valorada si es que no se repara en el fuerte cariz religioso, de raigambre calvinista, de esta empresa. Desde este punto de vista, el saber no es un puro empeño teórico, sino la herramienta mediante la cual el hombre podrá recuperar su condición original de señor de la naturaleza. Este saber, sin embargo, no puede estar desprovisto de caridad: debe poder mejorar la triste condición humana. Esto último situaría, paradójicamente, a Bacon, el llamado padre de la Revolución Industrial, entre aquellos que repudiarían nuestro actual mundo tecnificado, puesto que el saber debe desterrar la soberbia humana y fundarse en la obediencia a la voluntad de Dios.               
            
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                 artículo
            
         
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                  El autor muestra en el artículo que la reforma baconiana del saber no puede ser enteramente comprendida y justamente valorada si es que no se repara en el fuerte cariz religioso, de raigambre calvinista, de esta empresa. Desde este punto de vista, el saber no es un puro empeño teórico, sino la herramienta mediante la cual el hombre podrá recuperar su condición original de señor de la naturaleza. Este saber, sin embargo, no puede estar desprovisto de caridad: debe poder mejorar la triste condición humana. Esto último situaría, paradójicamente, a Bacon, el llamado padre de la Revolución Industrial, entre aquellos que repudiarían nuestro actual mundo tecnificado, puesto que el saber debe desterrar la soberbia humana y fundarse en la obediencia a la voluntad de Dios.               
            
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                  El autor muestra en el artículo que la reforma baconiana del saber no puede ser enteramente comprendida y justamente valorada si es que no se repara en el fuerte cariz religioso, de raigambre calvinista, de esta empresa. Desde este punto de vista, el saber no es un puro empeño teórico, sino la herramienta mediante la cual el hombre podrá recuperar su condición original de señor de la naturaleza. Este saber, sin embargo, no puede estar desprovisto de caridad: debe poder mejorar la triste condición humana. Esto último situaría, paradójicamente, a Bacon, el llamado padre de la Revolución Industrial, entre aquellos que repudiarían nuestro actual mundo tecnificado, puesto que el saber debe desterrar la soberbia humana y fundarse en la obediencia a la voluntad de Dios.               
            
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